Skip to content Skip to footer

La importancia de innovación en la obtención de proteínas

La proteína es uno de los nutrientes más importantes en nuestra dieta diaria, ya que juega un importante papel en el mantenimiento y la reparación de los tejidos, como los músculos, piel, órganos y huesos; la producción de enzimas y hormonas, esenciales para regular los procesos fisiológicos, y la provisión de energía. Las proteínas son, además, componentes clave de los anticuerpos, que ayudan a defender el cuerpo contra infecciones y enfermedades. También colaboran en el transporte y almacenamiento de nutrientes.

La proteína está compuesta por cadenas de aminoácidos, que son los bloques de construcción esenciales de nuestro organismo. Existen 20 aminoácidos diferentes, de los cuales nueve son considerados esenciales, lo que significa que nuestro cuerpo no puede producirlos y deben ser obtenidos a través de la dieta. Los otros once son no esenciales, ya que nuestro cuerpo puede sintetizarlos.

Fuentes de proteína

Las fuentes de proteína pueden ser de origen animal o vegetal. Las proteínas de origen animal son consideradas proteínas completas, ya que contienen todos los aminoácidos esenciales en las proporciones adecuadas.

Esto se aplica también a la carne cultivada, ya que, desde el punto de vista nutricional, la carne cultivada tiene un perfil de proteínas muy similar al de la carne tradicional, proporcionando todos los aminoácidos esenciales, con el potencial añadido de poder satisfacer la creciente demanda de proteínas a nivel mundial de manera ética y sostenible, reduciendo significativamente el impacto ambiental y respetando el bienestar animal.

Por su parte, las proteínas vegetales son generalmente incompletas, lo que significa que carecen de uno o más aminoácidos esenciales. Sin embargo, combinando diferentes fuentes vegetales a lo largo del día se puede obtener un perfil de aminoácidos completo.

Requerimientos diarios de proteína

Las necesidades diarias de proteína varían según la edad, el sexo, el nivel de actividad física y otros factores individuales. La cantidad recomendada generalmente es de 0.8 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal para adultos sedentarios. Sin embargo, las personas activas, especialmente aquellas que realizan entrenamientos de resistencia o de fuerza, pueden necesitar más, llegando a entre 1.2 y 2.0 gramos por kilogramo de peso corporal. Prestar atención a la ingesta de proteína es especialmente importante para aquellos con necesidades aumentadas, como los atletas, las personas mayores y quienes buscan mejorar su composición corporal. En todo caso, incorporar suficiente proteína en nuestra dieta diaria es fundamental para mantener un estado saludable.

Una demanda creciente y una solución

Históricamente, el consumo de proteínas ha variado ampliamente en diferentes culturas y regiones del mundo, influenciado por la disponibilidad de recursos, las tradiciones dietéticas y las condiciones socioeconómicas. En las sociedades cazadoras-recolectoras, las proteínas provenían principalmente de la caza, la pesca y la recolección de alimentos silvestres. Con la revolución agrícola, las fuentes de proteína comenzaron a diversificarse, incluyendo productos de origen vegetal como legumbres y granos, así como proteínas animales de animales domesticados. En muchas culturas asiáticas, las proteínas vegetales, especialmente el tofu y el tempeh derivados de la soya, han sido fundamentales durante siglos. En contraste, las dietas occidentales tradicionales han tendido a depender más de la carne y los productos lácteos.

Con el tiempo, los avances en la tecnología alimentaria y la globalización han aumentado el acceso a una variedad de fuentes de proteína, permitiendo a más personas en todo el mundo incorporar una mayor diversidad de proteínas en sus dietas.

De hecho, la demanda global de proteínas está aumentando rápidamente debido a factores como el crecimiento de la población, el incremento de los ingresos y la urbanización. A medida que más personas en todo el mundo adoptan dietas más ricas en proteínas, especialmente en países en desarrollo y emergentes, la presión sobre los recursos agrícolas y ganaderos también aumenta. Esta tendencia ha llevado a buscar fuentes de proteína más sostenibles y eficientes, como las proteínas vegetales, los insectos comestibles y la carne cultivada.

Estas alternativas no solo ayudan a satisfacer la creciente demanda de proteínas, sino que también ofrecen beneficios ambientales, ya que suelen requerir menos tierra, agua y emiten menos gases de efecto invernadero en comparación con la producción tradicional de carne.

La innovación en la producción y diversificación de fuentes de proteína es, por tanto, esencial para asegurar un suministro alimentario suficiente y sostenible para el futuro.