Skip to content Skip to footer

Carne cultivada, pollo o ternera de cultivo celular… ¿Cuál es la nomenclatura más adecuada?

¿Cómo llamar a esta nueva carne? Su nombre ha sido objeto de debate para decidir cuál es el que mejor se ajusta a las características del producto, teniendo en cuenta también que debe resultar atractiva para el consumidor. De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha estado evaluando, a través de un panel de expertos del que forma parte nuestra CTO Mercedes Vila, numerosas cuestiones relacionadas con sus características, seguridad, inocuidad, y también sobre cuál debe ser la terminología más adecuada. Fruto del consenso de los principales actores del sector, “carne cultivada” ha sido la terminología estandarizada hasta el momento.

Actualmente, nos encontramos en un punto especialmente importante, porque se está pasando de la falta de familiaridad de la mayoría de los consumidores con la carne cultivada a un conocimiento gradual cada vez más amplio, debido a la reciente autorización para su comercialización en EEUU y diversos movimientos regulatorios en Europa. Un momento muy oportuno para determinar una terminología coherente, veraz, clara, comprensible y atractiva, ya que esta será especialmente importante a la hora de desarrollar el conocimiento sobre la carne cultivada, tanto entre los agentes reguladores como la industria y los consumidores, y generar una comunicación clara que garantice la confianza en el proceso, así como la aceptación y la adopción de los productos cárnicos a partir de cultivo celular.

El lenguaje utilizado tendrá un impacto también significativo en el etiquetado de los productos, por lo que la decisión es especialmente relevante en este aspecto, aunque en este caso dependerá en cada caso de las autoridades locales y de las agencias de seguridad alimentaria correspondientes. Por ejemplo, la FDA y la USDA han autorizado finalmente la denominación de “Pollo de cultivo celular”, haciendo mención al animal del que puede proceder la muestra a partir de la cual se ha obtenido la carne cultivada, que en el caso concreto del producto aprobado para la comercialización en ese país, era pollo. 

Los menos apropiados

En todo este debate, la terminología que sí ha parecido quedar descartada es aquella que se refiere a este nuevo producto como “carne de laboratorio”, “carne artificial” o “carne in vitro”, ya que se considera inexacta en el momento en el que, una vez escalada la producción, esta se realiza en una planta industrial de producción de alimentos, como sucede con cualquier otro producto, no en un laboratorio.

Igualmente, el proceso de obtención de la carne cultivada es un proceso natural, ya que el proceso utiliza cultivadores, de una manera similar a como se hace en la elaboración de cerveza, que lo que hacen es proveer a las células del calor y los nutrientes que necesitan para crecer, lo mismo que lo harían dentro del cuerpo del animal.

Así, mientras esperamos a ver qué nombre se decidirá darle en la UE, una vez se consoliden los procesos regulatorios, la terminología que por consenso seguiremos utilizando será de la carne cultivada, por considerarla hoy por hoy la más apropiada y ajustada a la realidad del proceso y las características.